Editorial
Hola a todos, bienvenidos a nuestra entrega número 3. Estamos
felices de compartirla, y de los aportes que hemos ido recibiendo.
Hoy le daba vueltas a la Editorial, y escuché una frase que
me enganchó: “Sabes por qué en este tiempo no hay héroes: porque las personas
están esperando a que quién lo es, meta la pata” Entonces pensé en nuestros
cuatro muchachos, en sus aciertos y errores. Pensé en lo mucho que un héroe
puede ser idolatrado, y en lo que necesitamos de figuras a las que seguir y en
las que depositar nuestras ilusiones. No es malo tener ídolos, lo malo es
olvidar que son personas como nosotros, que cometen errores, y que más veces de
las que quisiéramos, hacen algo que nos lleva a replantearnos nuestra adoración
por ellos. Creo que como en todo, hay ídolos de cartón, personas que están ahí
para generar ingresos en el bolsillo de unos cuántos, pero también creo en
aquellos —que como nuestros cuatro chicos— han intentando hacer realidad un
sueño, una ilusión. Todos tenemos ilusiones, más ambiciosas o más pequeñas. Los
ídolos son quienes nos llevan a creer en nuestra propia capacidad para
realizarlas.
Ahora me pregunto: ¿Cuántas veces somos nosotros mismo los
verdugos de una ilusión? La propia o la ajena. Sólo con destacar lo negativo
por encima de lo positivo, o por simplemente pasar mirando sin atrevernos a
decirle a aquél “que hace tan bien” algo, lo mucho que nos gusta; quizás esa
persona nos está entregando su creación como una ofrenda. Debemos aprender a
valorar el trabajo de aquellos que nos rodean, porque en ese valor estamos
todos implicados. No hay que sentir miedo o reparo de expresar con respeto
nuestras opiniones, podemos estar en desacuerdo con algo, pero hay que saber
dirigir nuestros pensamientos para que los aportes sean constructivos.
Y entonces: ¿Sabremos valorar lo que Tokio Hotel nos tiene
preparado?
Probablemente habrá opiniones de todos los tipos, pero sería
interesante recordar que hay horas de trabajo en cada arreglo musical, en cada
grabación ¿Qué ganan dinero con ello? Sí, desde luego, pero el dinero es un elemento
al que no deberíamos darle más valor que a las personas. El arte, la creación;
es el verdadero valor de un ser humano, no cuánto gana con ello, sino cuánto
nos hace sentir; porque finalmente son las emociones el combustible real de
nuestra existencia.
Alguien me dijo: en la vida un día estás arriba y un día
abajo ¡Cuánta razón tenía!
Normalmente la vida se ve en directo, no sabemos lo que nos
tocará enfrentar o cuánto nos puede costar dar un paso; ya sea por razones
externas o demasiado internas —nadie está libre de sí mismo— Por eso creo que
los héroes están a nuestro alrededor, entre las personas que nos acompañan y
que cada día nos dan una alegría. Entre los que luchan por sacar su propia vida
adelante, o los que están preparando un disco para que lo conozcan sus fans.
Los héroes son de carne y hueso. No deberíamos esperar constantemente a que
metan la pata, deberíamos ayudarlos a levantarse cuando lo hagan, porque ellos
son exactamente como nosotros, sólo que más expuestos.
No digo con esto que
no deba existir la crítica, después de todo es una guía importante, pero hay
que saber expresarla, porque nuestra forma de decir nos valida o nos invalida.
Nuestros cuatro chicos son nuestros héroes, nuestros ídolos;
y a los ídolos hay que amarlos. Pero amar implica comprender y disculpar, ser capaz
de saber que los errores existirán.
Hasta los mejores héroes son imperfectos.
Anyara
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